Puebla de Sanabria. Qué ver

Reconocida como uno de los pueblos más encantadores de España, Puebla de Sanabria se halla en un paraje natural impresionante. Esta villa, que ha sido nombrada Conjunto Histórico Artístico, destaca por la singularidad de sus monumentos y una arquitectura civil meticulosamente preservada, rodeada por murallas antiguas.

Que ver en Puebla de Sanabria

1. Castillo de Puebla de Sanabria

Erigido en la mitad del siglo XV por Rodrigo Alonso de Pimentel y María Pacheco (IV Condes de Benavente), este castillo se asienta en una ubicación estratégica sobre un elevado peñasco, flanqueado por ríos. Esta fortaleza de granito, con sus muros cuadrangulares y la imponente Torre del Homenaje, conocida popularmente como “El Macho”, es un testimonio de la historia medieval.

Dentro del recinto amurallado, al norte, se sitúa el Centro de Visitantes y la Oficina Municipal de Turismo en la “Casa del Gobernador”. Aquí, las exposiciones invitan a los visitantes a recorrer la Ruta de los Pimentel, atravesando diversos paisajes desde Vinhais en Portugal hasta Villafáfila, ofreciendo una visión completa de la historia, etnografía y naturaleza de Sanabria y la Sierra de la Culebra.

El Centro de las Fortificaciones, ubicado en la Torre del Homenaje, proporciona una experiencia educativa con paneles, audiovisuales e interactivos, complementado con vistas panorámicas desde la torre.

En el lado este del recinto, se encuentra la Casa de Cultura, dividida en tres áreas: el Salón de Actos en el sótano, la Biblioteca Municipal en la planta baja y la Sala de Exposiciones en el primer piso.

2. Conjunto Histórico Artístico

La localidad en su totalidad se erige como una fortaleza que ha sido testigo de numerosas batallas a lo largo de su historia. Su posición estratégica en la frontera le ha otorgado el estatus de Villa y actualmente es reconocida como un Conjunto Histórico-Artístico.

Al atravesar el río y entrar en lo que ahora es el centro del pueblo, nos encontramos con una calle inclinada, bordeada por fachadas modestas pero significativas. Las viviendas en esta área aún retienen el eco de una era dorada. Estas estructuras exhiben una ornamentación exquisita: en sus fachadas se pueden ver escudos heráldicos, y los salientes de los techos están sostenidos por grandes modillones elegantemente esculpidos. Los balcones, algunos de los más impresionantes de la región, adornan estas casas. Los pasillos de estas construcciones son espaciosos y sus galerías suelen estar cerradas con cristal, lo que añade un toque de belleza a estos ya llamativos edificios.

Gran parte de las murallas originales que una vez protegieron este conjunto histórico-artístico todavía se conservan. Desde estas estructuras defensivas se pueden apreciar vistas incomparables de la comarca, mostrando la riqueza histórica y arquitectónica del lugar.

3. Estación de Tren

La estación es un claro ejemplo de la arquitectura local, con su estructura de piedra y techos de pizarra. Cuenta con andenes amplios y una ubicación estratégica entre Orense y Zamora, equipada con extensas vías y facilidades ferroviarias.

4. Museo de Gigantes

Este edificio único, situado en la Calle San Bernardo dentro del área del Conjunto Histórico de la Villa, alberga una colección de diez Gigantes y treinta y tres cabezudos. Aunque no hay registros históricos precisos que indiquen el inicio exacto de esta tradición, se cree con gran certeza que comenzó alrededor de 1848, coincidiendo con la fundación de la Archicofradía de Nuestra Señora de las Victorias.

Los Gigantes han sido una característica constante en las celebraciones del 7 de septiembre, marcando el inicio de las festividades, y el 8 de septiembre, donde acompañan a la Virgen en su procesión solemne. Desde aquellos tiempos, se han mantenido figuras como La Negra y el Chino, y entre los cabezudos, destacan las dos Gigantillas, el Aplanchetado, el Negrito, Napoleón y el Guardia Civil.

En la década de 1950, el Obispo de Astorga, autoridad eclesiástica a la que pertenece Puebla de Sanabria, decidió prohibir el desfile de Gigantes y Cabezudos, alegando que mezclaba elementos de una fiesta religiosa con una pagana. Sin embargo, en 1955, la Corporación Municipal adquirió nuevos Gigantes, nombrados La Zapatera y el Zapatero, y nuevos cabezudos como El Señorito, El Payaso, La Bruja y Los Enanos. Un año más tarde, en 1956, gracias a la demanda popular, se levantó la prohibición, permitiendo que los Gigantes y cabezudos tradicionales desfilaran nuevamente junto a los recién incorporados. Con el tiempo, la cantidad de cabezudos aumentó hasta llegar a los 33 actuales.

La colección de Gigantes siguió creciendo en los años posteriores, con la adición de El Rey y la Reina en 1991, El Sanabrés y la Sanabresa en 1996, y finalmente, El Conde y la Condesa de Benavente en 2002.

5. Iglesia de Nuestra Señora del Azogue

Situada en la Plaza Mayor, próxima al Castillo, se halla la iglesia parroquial dedicada a Nuestra Señora del Azogue, un elemento significativo en el plano de la ciudad. Esta iglesia, cuya edificación se remonta a los últimos años del siglo XII, mantiene vestigios románicos en los muros laterales de su nave principal y en la fachada de su entrada principal. Los capiteles que adornan la puerta principal de la iglesia están embellecidos con motivos vegetales y representaciones bíblicas, incluyendo la escena de Adán y Eva siendo tentados por la serpiente, mientras que en los pilares se pueden observar figuras humanas vestidas con ropajes típicos de aquella época.

La parte del crucero y el área del altar mayor, de estilo gótico, están cubiertos por bóvedas de crucería con diseños estrellados. Dentro de la iglesia, se preserva una antigua pila bautismal del siglo XIII, adornada con relieves en su parte frontal. Además, se encuentra un órgano de coro, una reliquia musical que data de 1780 y que estuvo en uso hasta 1930.

Un descubrimiento sorprendente se hizo en el suelo de la iglesia en 1995 durante las obras de restauración: un conjunto de lápidas funerarias que había permanecido oculto durante años, cubriendo toda la superficie del templo. La torre de la iglesia se erige imponente, aunque presenta un contraste con la sobriedad románica del resto de la estructura original.

6. Ayuntamiento y Convento de San Francisco

El Ayuntamiento, con su fachada de la época de los Reyes Católicos, y el Convento de San Francisco, ahora un centro educativo y cultural, son testimonios de la rica historia de la villa.

7. Las Murallas de Puebla de Sanabria

Al mismo tiempo que se edificó el primer castillo, se erigió una muralla en los siglos XII y XIII, compuesta por mampostería de piedras planas en hiladas circulares, unidas con una mezcla de cal y arena en sus secciones orientales. Estas murallas tenían un grosor aproximado de un metro y medio y conformaban un diseño poligonal irregular, con una tendencia a la forma oval. Las dimensiones más extensas de esta estructura alcanzaban los 600 metros de norte a sur y 150 metros de este a oeste, cubriendo un área cercana a las 8 hectáreas.

Este diseño inicial, originado en los muros orientales, rodeaba exclusivamente el asentamiento cercano, correspondiente a la parte más norte del área urbana actual, claramente definida en los planos modernos de calles y urbanización. La defensa de este recinto se reforzaba mediante una serie de torres cuadradas y bastiones, distribuidos de manera irregular a lo largo de su perímetro. Actualmente, de estas torres y bastiones originales no queda nada en pie. Existían dos accesos principales, uno conocido como la puerta de Enmedio o de la Villa y el otro como la Principal o de Sanabria. El primero, protegido por dos torres cuadradas, se ubicaba hacia el sureste del recinto, en la actual Calle Rúa, cerca de la Plaza de Armas, y era el enlace directo con el arrabal de Abajo, del cual no queda rastro. La segunda puerta, de la cual tampoco quedan restos, se encontraba hacia el noroeste, cerca del castillo, como lo indican planos del siglo XVIII, y también contaba con torres defensivas.

Durante la Edad Media, este recinto inicial fue objeto de reformas y ampliaciones, especialmente hacia los lados norte y sur. En el siglo XVII, durante los conflictos con Portugal, se decidió modernizar y expandir las murallas de Puebla de Sanabria, adaptándolas a las necesidades de la época. Con esta expansión, el barrio de Abajo quedó incluido dentro del nuevo perímetro de la muralla en forma de estrella, la cual se equipó con taludes y aberturas para artillería.

La nueva estructura extendida se construyó con mampostería más elaborada, reforzada con bastiones que se superponían a las torres y cubos medievales, lo que provocó su eventual desaparición. Dentro de este nuevo recinto, se abrieron otras puertas, algunas reforzando las existentes. Hacia el este, se construyó la puerta de San Francisco, y en el extremo sur se abrió la nueva puerta del Arrabal, frente al ya desaparecido fuerte de San Carlos.

En la parte suroeste, se mantenía una poterna, aún visible en los planos del siglo XVIII. En el norte de las murallas, se erigió un muro robusto de mampostería y sillería como refuerzo adicional, en el cual, frente a la antigua puerta Principal, se abrió otra en forma de callejón, con una longitud de 15 metros, un ancho de 3 metros y casi 4 metros de altura. Esta puerta, formada por dos muros perpendiculares a la muralla principal, posiblemente tenía una bóveda y es la única que se conserva en el recinto de Puebla de Sanabria.

Frente a ella, un puente cruza lo que una vez fue un foso excavado en la roca, conectando con el “Camino Viejo” que trascendía las murallas posteriores en forma de estrella. Actualmente, se pueden apreciar claramente varias de las reformas efectuadas en las murallas de la villa a lo largo de los años, como la plataforma en talud situada al sur del castillo, conocida como de los Portugueses, donde aún se encuentra una pequeña garita bien conservada.

Aún se mantienen varios tramos de las murallas de Puebla de Sanabria, principalmente alrededor del castillo y en los lados este y norte del recinto, aunque también hay vestigios importantes dispersos y ocultos entre las casas hacia el oeste y centro de la villa.

Históricamente, Puebla contó con dos recintos defensivos.

8. Lago de Sanabria

Ubicada en un entorno natural excepcional, Puebla de Sanabria se enorgullece de estar rodeada por maravillas naturales como el Lago de Sanabria y la Sierra de la Culebra. Para los entusiastas del aire libre, la Oficina de Turismo local ofrece la oportunidad de planificar rutas ideales que recorren estas áreas naturales.

La Sierra de la Culebra es especialmente notable por albergar una de las poblaciones más grandes de lobos en Europa, lo que la convierte en un sitio de gran interés ecológico. En la localidad cercana de Robledo, el Centro Temático del Lobo Ibérico invita a los visitantes a conocer más sobre estos majestuosos animales en un moderno espacio museístico, completo con áreas de observación donde se pueden ver los lobos en su ambiente natural. Además, la sierra es también el hogar de numerosos ciervos y corzos, atrayendo a amantes del senderismo y la vida silvestre, especialmente durante la temporada de berrea.

Otra atracción imperdible es el Lago de Sanabria, conocido por ser el lago glaciar más grande de Europa. Este lago es un paraíso para los amantes de la naturaleza, con varias playas que combinan arena y piedras, rodeadas de vegetación frondosa. Aquí, los visitantes pueden disfrutar tanto de la natación como de la pesca. Entre las playas más destacadas se encuentran Custa Llago y Viquiella al oeste, y Los Arenales de Vigo, Los Enanos, El Pato y El Folgoso al sureste, todas caracterizadas por su belleza natural y entornos tranquilos.

Alrededor del lago, hay numerosos campings que ofrecen acceso directo a sus aguas, perfectos para quienes buscan disfrutar del verano en un entorno natural. Además, el lago está equipado con instalaciones para la hostelería, merenderos, alquiler de embarcaciones y zonas habilitadas para bañistas. Para los aventureros, deportes acuáticos como buceo, vela, windsurf y especialmente piragüismo son actividades recomendadas para explorar la geografía única del lago. Navegar en piragua desde cualquier playa fluvial, rodeada de robles, proporciona una experiencia única en el lago.

Desde la playa principal de Custa Llago, se puede descubrir un fascinante corte subacuático de piedra y una pequeña isla cubierta de vegetación, conocida como la Isla de Las Moras, situada cerca de la otra orilla del lago.

Un lugar de interés histórico es el antiguo Balneario de Bouzas, situado a orillas del lago y que data de finales del siglo XIX. Este sitio aún conserva fuentes de aguas medicinales sulfurosas. Además, desde 2011, el lago ha sido el hogar del Helios Cousteau, un catamarán eólico-solar equipado para recorridos educativos y turísticos, que también facilita la investigación subacuática con una cámara de video que permite a los visitantes observar el fondo del lago durante su viaje.

Cocina tradicional

La gastronomía típica de Sanabria es notablemente rica y abundante. Quien se siente a comer en esta región debe estar preparado para un festín que se extiende durante horas y cuya digestión es igualmente prolongada.

En cualquier banquete sanabrés, es imprescindible comenzar con un sustancioso caldo sanabrés que incluye berzas, o bien optar por los renombrados habones de Sanabria, considerados una joya culinaria de la zona. Estos habones, similares a las fabes, se preparan con ingredientes como chorizo y morcilla, y a menudo se les añade patas de cerdo, resultando en un plato robusto, lleno de sabor y de una riqueza característica.

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